La retención de líquidos es la acumulación de agua en el organismo producida por un anormal intercambio de líquidos entre el espacio que hay entre los capilares sanguíneos y los tejidos que se encuentran fuera del sistema circulatorio. Generalmente estas acumulaciones se producen en el abdomen, las manos, las piernas y los tobillos. Algunas veces también podemos encontrar retención de líquidos en la cara y los ojos.
Nuestro organismo está constantemente ajustando los niveles de líquidos, eliminando el agua sobrante a través de los riñones por la orina, o a través de las glándulas sudoríparas por el sudor, pero en ocasiones es incapaz de eliminar el líquido necesario para mantener este equilibrio.
Las causas por las que se produce esta acumulación son muy diversas, y van desde factores orgánicos como insuficiencia cardíaca o renal, hasta factores de la vida cotidiana como el sedentarismo, el estar muchas horas de pie o un consumo excesivo de sal o de alcohol.
Realizar ejercicio físico es fundamental a la hora de mantener un equilibrio hídrico adecuado; cualquier ejercicio en el que haya que mover las piernas facilita el trabajo de los riñones. Unos 30 minutos al día de paseo a buen ritmo pueden mejorar de forma considerable la eliminación de líquidos.
Aunque parezca un contrasentido, para evitar la retención de líquidos es imprescindible beber agua. Si eres de las personas que les cuesta beber agua te recomiendo hacerlo en determinados momentos del día para hacer de este gesto una rutina: uno o dos vasos de agua templada con limón al levantarte (ayudan a activar los órganos internos y descongestionar el hígado), un vaso de agua antes de cada comida (puede ayudarnos a ingerir menos alimento y a mejorar su digestión) y un vaso de agua antes de meternos en la cama (evita posibles accidentes cerebrovasculares y previene calambres en los músculos de las piernas).
Otra manera es ir bebiendo tés o infusiones durante el día y caldos de verduras con poca sal.
Es importante complementar todas estas prácticas con el consumo de plantas diuréticas, ya sea en forma de infusión, de extracto o en comprimidos.
Entre ellas destacamos la cola de caballo, el ortosifón, la vara de oro, el abedul, la vellosilla y el té verde.
A la hora de elegir un buen diurético te recomiendo además que contenga potasio, ya que el equilibrio hídrico depende en gran medida de la relación de sodio y potasio en nuestro organismo. Esta relación debe ser de 5:1, es decir, 5 veces más potasio que sodio.
Gracias por vuestros comentarios ;)